Aníbal Troilo "Pichuco" tocaba el bandoneón ligeramente inclinado hacia adelante, los ojos cerrados, la papada colgando. Tenía el don de hacer hablar al bandoneón, la capacidad de conmover al público estirando las notas en sus fraseos. En una entrevista muy intimista confesó: “Se dice que yo me emociono demasiado a menudo y que lloro. Sí, es cierto, a veces lloro. Pero nunca lo hago por cosas sin importancia”.
Le decían el “Bandoneón mayor de Buenos Aires. A veces, simplemente “El Gordo”.
Troilo supo interpretar el sentimiento de la gente y el gusto por un tango elegante, sobre todo para bailar. A punto tal que su orquesta atacaba en forma instrumental hasta la mitad del tema y a veces un poco más, y al cantante le quedaba el resto. Lo principal para Pichuco era que la gente gozara del baile y siempre con interpretaciones pulcras, sin excesos, donde la calidad de la música era lo que mandaba. Así era Troilo, ese personaje mítico de las noches porteñas que brillaba a partir de la medianoche. Y que cuando desenfundaba su “fueye” se transformaba en un gigante, etéreo, era un alma fundida con ese bandoneón que sonaba como los dioses y que despertaba admiración.
Aníbal Carmelo Troilo nació en Buenos Aires el 11 de julio de 1914. Más precisamente, en el domicilio de la calle Cabrera 2937, en pleno barrio del Abasto. Cuando tenía 8 años y después de la muerte de su padre, la familia se mudó a Soler 3280, barrio de Palermo. Troilo provenía de una familia italiana. Sus padres se llamaban Felisa Bagnoli y Aníbal Troilo, napolitano. Se habían casado en la iglesia de Balvanera el 11 de noviembre de 1909.
Durante toda su carrera artística, que duró 37 años en forma ininterrumpida, Pichuco se mantuvo siempre fiel a sus orígenes de muchacho de barrio. La zona del Abasto, un área humilde, era en esos tiempos una auténtica “cantera” de tango, por la cantidad de músicos, letristas y cantantes que de allí salieron. Si hasta el propio Gardel había iniciado allí su carrera, y también fue en ese barrio donde le compró la casa para que viviera su madre, doña Berta Gardés. Por eso el título “Barrio de tango” más que una ubicación geográfica, es un homenaje a ese lugar donde el tango fue una razón de ser y con la cual Pichuco se identificó siempre.
Despues de formar parte de numerosos grupos, en 1937 hizo su lanzamiento con orquesta propia. Eso sucedió el 1 de julio de ese año en la boite Marabú, donde un letrero anunciaba: “Hoy debut: Aníbal Troilo y su orquesta”. Y otro cartel proclamaba: “Todo el mundo al Marabú / la boite de más alto rango / donde Pichuco y su orquesta / harán bailar buenos tangos”.
Anibal Troilo fue impulsor de grandes intérpretes. Fue inolvidable dupla con el "Polaco" Goyeneche. Otros importantes cantantes se formaron con Aníbal Troilo, integrando su orquesta: Angel Cárdenas, Francisco Fiorentino, Alberto Marino, Edmundo Rivero, Roberto Rufino, Floreal Ruiz, Nelly Vázquez. Pero la amistad y el compañerismo que forjaron con Roberto Goyeneche se basó en la admiración y el respeto. La orquesta de Troilo grabó hasta el 24 de junio de 1971, día en que dejó registrada la última de sus 449 versiones. A éstas hay que agregar las realizaciones de Pichuco junto al guitarrista Roberto Grela, con la colaboración de Edmundo Zaldívar en guitarrón, y Enrique Kicho Díaz en contrabajo. Este cuarteto grabó doce temas en el período de junio de 1955 a septiembre de 1956. En 1962 volvieron a reunirse para llevar al disco diez temas más.
También se destacó como compositor y dejó obras fundamentales como “Toda mi vida”, “Barrio de tango”, “Pa' que bailen los muchachos”, “Garúa”, “María”, “Sur”, “Romance de barrio”, “Che bandoneón”, “Discepolín”, “Responso”, “Patio mío”, “Una canción”, “La cantina”, “Desencuentro” y “La última curda”.
Aníbal Troilo falleció el 18 de mayo de 1975, cuando tenia 60 años. Sus restos descansan en el Cementerio de la Chacarita, donde un monumento realizado en bronce destaca su figura.
(C) Copyright Tito Alberto Brovelli - Mayo 21, 2024